sábado, 23 de abril de 2011

Living the peruvian dream


Pues no fue sino hasta que mamá decidió que me volvería tan parte de su vida que prácticamente viviría conmigo en el horno, que comenzamos a respirar este vapor del vaho que el cálido amasijo horneado de victorias y sin sabores nos dejan día con día.
 Debo comenzar contando, aunque pecaré de indiscreto, que de una manera extraña y sin que nadie realmente lo presagiara, llegaron de pronto los días en que mamá dejo de extrañarlo a él porque ya no se fue. Días de sonrisas extravagantes que a su vez se cargaban del lógico miedo a que se valla, de innumerables medidas de seguridad para preparar el vuelo y melindrosos mecanismos de defensa para evitar la caída.



Ya contamos un mes desde eso y el miedo se ha disipado. Creo que el de los dos, porque estoy seguro de que él también se moría (y se muere) de pánico. Ha venido casi todos los días y ayudó a mi mamá a sacarme del semáforo deslizando no muy sutilmente la certeza en su cerebro de que estaba atrapándose así misma en un océano de excusas para no avanzar gracias al berrinche de la depresión. 
Mi mamá quería hacerme un sticker con el diseño de la etiqueta que guardó de cuando nací. De esas que le sobraron con el antiguo numero cortaba las fotitos con mi cara para mi Galleto Móvil. Pero comenzó sin más inversión que los materiales excedentes de un primer pedido grande y un nulo capital inicial al que ya le debía, así que fiel a su estilo decidió hacer todo desde abajo y se avino primero descubrir el mercado mas sincero, el de la calle y el pueblo. Nos divertimos mucho los primeros días; llenos de esperanza, de curiosidad, de la dulce sensación de creer que hacíamos algo bueno, del orgullo que uno siente al ver que camina incluso por encima de sus propios complejos y prejuicios, nos acercamos a las ventanas de los carros una y otra vez recibiendo tantas monedas como golpes de indiferencia y ventanazos en las narices. Aun así seguimos con empuje durante 2 semanas. Mamá me hacia con sabor a maca, me dividía en 40 porciones de 30 gramos por receta, y luego de meterme al horno me empacaba y salia a venderme por 50 céntimos a los taxistas en los semáforos, a los transeúntes que me miraban, a la gente en el barrio, a las baterías para que lo lancen y a los pareceros del Puente de los Suspiros para conversar un rato. Todo fue feliz y buena honda mientras era suficiente con tener para comer sin mirarle la cara a nadie, mas pisando ya la tercera semana mamá comenzó a sentirse estresada.





Consciente de que aveces no me ofrecía a los transeúntes por pudor y temor a que desnuden su dolor ante el rechazo, que los ecos de su soledad la hacían sentir desamparada, desprotegida y huérfana, y de que todos los “no”, los “todavía”, “otro día”; las muecas de asco, los silencios, las subidas de ventana y la cercanía de la fecha de pagos la abrumaban y hacían tambalear los cimientos de su fuerza, comencé también a ponerme triste y angustiado. Salí un par de veces deforme y otras tres más un poco seco, mis bolsas se chamuscaron y mi horno se malogró.

Para entonces él se había comenzado a quedar, a estar cerca, a venir a casa más tiempo del habitual y mirarme con toda su locuaz creatividad. Había encontrado también los restos de recorte de mi etiqueta antigua...

- ¿Y esto? ¿Por qué no se lo pones? Estás perdiendo un culo de plata, loca. Solo por no poner publicidad alucina... Y vendelas a un sol, camina un poco más hasta Miraflores. Cambia de gente no seas huevona.

- Ah ¿eso? Es que ya no tengo más, y le tengo que cambiar el numero y pucha... no me he dado el tiempo de ir al centro a ver cuanto cuesta hacer planchas de stickers y...

- ¡Y! ¡Y!... y sácale fotocopia cojuda. Dices que la tienes hecha ¿no?...

- Pero me va a salir muy caro imprimir, y las copias, y cortar y mucha cosa... y, y, y...

...Y nada, el escucharse así misma tan absurda la hizo callar ¿cómo podía haber dilatado tanto tiempo una cuestión tan básica? Su amigo la había hecho sentir realmente tan palurda que no pasó una hora antes de que se sentará en una cabina de Internet para imprimir mis etiquetas. Entonces me preparó para cambiar de publico objetivo. Me hizo de avena para poder tener un punto de referencia con el Cookie factory (es más fácil vender si te presentas como la competencia de algo), aumento mi medida a 50 gramos para venderme a un sol , y la excusa principal para no etiquetarme sin un esticker la solucionó poniéndome doble empaque para que el papel no me rozara y me hiciera anti higiénico. Al día siguiente él vino temprano a fumar con mi mamá para luego irse a trabajar, entonces salieron juntos hacia Miraflores y caminaron perdinedose conmigo aun encerrado en el Galleto Móvil, cuando encontró el primer lugar donde entrar a hablar de la marca que representa le planteó a mi mamá un juego...

- A ver en cuánto tiempo las vendes. Vamos a ver cuanto nos demoramos cada uno. ¡Te apuesto que las desapareces en menos de una hora! Cuando termines me llamas.

... No paso ni media. Otro soplo de buen animo se movió en su interior. Entre lo mucho que le gusta salir a jugar con él y las monedas que caían esta vez de sol en sol haciendo una cuantiosa diferencia, no le cabía la sonrisa . Desde ese día todos han sido más o menos así. Mamá me mete al horno aunque aun está malogrado, él viene en las mañanas, aveces en las tardes y por la noche se encuentran regresando de la caminata. Mamá está feliz y ya no tan confundida con respecto a que significa cada uno en la vida del otro... Son amigos, ahora de tiempo completo y eso le parece más grande e importante que la falta de título para un cariño latente.



A mi me parece bien. Yo lo único que quiero es que mi mamá siga contenta y que él siga siendo esa vocesita en su oído susurrándole ¡atrévete!. Después de todo es gracias a esa voz que les puedo escribir. De él nació el “nada te cuesta intentarlo” que motivó la llamada a Telefónica para que le colocaran el Internet


El domingo pasado me llevaron juntos al Hippy Sunday,  y hoy mi mamá me llevará a su antigua oficina. Es más, es hora de que la deje salir o volverá a llegar tarde como cuando trabajaba ahí. Claro que ahora que es independiente le importa un comino (bueno, también en esa época jijiji )Igual  las demoras y molestias siempre han sido todas por una buena causa; echar a andar y ver crecer el concepto del Peruvian Dream: NeGoCiO pRoPiO.

                 


3 comentarios:

  1. Que orgullo!!!...me encanta lo que escribes...te felicito, sigue adelante...querer es poder!!! Te amo mucho, besitos!!!

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  2. Recontramensa, me leí todo el blog!

    Va un fuerte abrazo,
    LOLITA

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