martes, 22 de marzo de 2011

Pago a La Tierra


Mi Galleto Móvil se rompió. Tiene un quiñe en un lado de la base pero no estoy triste. Lo que pasa es que lo usaron para hacer fuego, y yo paso de masa a galleta gracias a ese importante elemento, así que me siento orgulloso de haber participado en la ardua labor de mantenerlo vivo.


La pregunta es qué hacía yo ayudando a encender una fogata de una manera tan rustica. Les contaré:
Mi mamá ama la luna, casi tanto o más que al sol, siente que parte de su energía viene de ella y siempre anda muy pendiente de sus ciclos y de esas cosas astronómicas. Otro dato que debo brindarles es que no cree en dios, al menos no de una manera tradicional. Ella cree que la religión se basa en una instintiva necesidad del hombre por religarse con el universo y la energía que de él se desprende, (de ahí que haya sido tan fácil manipularnos por siglos con creencias absurdas que han avalado la esclavitud y la muerte en el nombre de un señor que nadie sabe donde está.) Pues bien, como ella tampoco sabe y cree tener derecho a elegir en que cree, decidió redirigir su fe hacia la tierra y hacia un trabajo constante por mantenerse en armonía con ella. Aun come carne aveces por que le parece muy rica, y por que no está muy segura de que la naturaleza del hombre sea vegetariana sino más bien carroñera. En fin, fue hurgando entre el mundo de los veganos que encontró la información de un picnic vegetariano que se realizaría en el mismo parque donde un año antes había participado de una manifestación por la legalización de la marihuana. Como el asunto coincidía con el equinoccio de verano y la luna menguaría en su primer día tras el plenilunio de marzo, mamá lo consideró el día perfecto para llevarme a hacer un pago a la tierra y ofrecerme al sol mientras se ocultaba en el mar. Me preparó en diferentes sabores y en una cantidad que superaba por mucho su nivel de producción normal, me empacó delicadamente y redecoró el Galleto Móvil para la ocasión. El problema es que nos demoramos mucho porque mi hermano el gatito Universo sufrió un misterioso accidente hace un par de semanas en el que se rompió la pata, y ahora carga un aparato ortopédico del cual comenzó a brotar una aguija que temíamos fuera una infección. Mamá Lo curó, acondicionó la habitación para que no haga muchas travesuras y volvió a ocuparse de mi y nuestro ritual de agradecimiento.

Como fuimos caminando Llegamos tarde, el picnic se había acabado, pero la toca de tambores aun no comenzaba así que nos quedamos. Al rato comenzaron a comprarme. Se nos acerco un hombre adulto de una inocencia extraña e hizo varias preguntas que mamá contestó con el poco alcance de su conocimiento al respecto. El lugar tenía muy buena energía. Cuando comenzaron los tambores no pudo evitarlo, su cuerpo empezó a moverse deseoso de bailar pero aun tenía que atenderme. Bailo sentada, en cuclillas y arrodillada, finalmente quiso orinar, me dejó encargado un momento y bajó a improvisar un baño con una muchacha como de su edad que lucia un rostro dulce y amable. Cuando regresó ya no pudo evitar la danza, se agachaba solo para venderme y pronto llegó la hora del sunset así que bailó sola primero para limpiarse y luego me cargó para acercarme al acantilado y ofrecerme al mar y al sol como había esperado. Llovía y hubo un arco iris, fue un espectáculo hermoso. 



Mamá siguió bailando hasta que pudo ver la luna y algunas estrellas, luego fue por unos cigarros y el camino me compraron. Al volver la lluvia seguía y aun así trataban de encender una fogata. Mamá recordó que no seriamos nada sin el fuego y decidió ayudar a avivar las brazas, primero me colocó a mi entre las pequeñas llamas y deseo que nunca se acabe ni la kiwicha, ni la maca, tampoco la hoja de coca, ni el canabis, ni la kañiwa, ni la quinua, ni la avena, y que cese para siempre el maltrato a los agricultores. Luego, ante semejante pedido y al ver que no lograba arder el fuego, comenzó a usar la base del Galleto Móvil como atizador y así fue como se quebró, pero no importa, lo genial es que el lugar ardió con la energía de la gente y todos bailaron al ritmo del fuego y los tambores. 

Pueden preguntarle al dios en el que crean si no estaba ahí. Yo estoy seguro de que sí. Seguro de que nos acompaña y que nos acompaño ese día, porque pueden decir lo que quieran de estos chicos... que son “fumones”, “pastrulos” y “hippies locos” que no van a misa, pero jamas podrán decir que no son libres y coherentes con lo que sienten, y menos podrán negar que es con esa libertad con la que se montan un gran ritual de buenas vibras.



Paz
Amor
y Galletas para todos ;)

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